Me siento apenado porque la reforma laboral no está avanzando. No porque le de valor al documento, ni crédito a sus autores, sino porque esto impide la evangelización de nuestra ministra, quien, con cargo al estipendio público, tenía programada una verdadera campaña de propaganda política, de la opción que está diseñando, con la excusa de explicarnos a todas, todos y todes la multitud de cosas “chulis” que hace el Gobierno de España.

El circo que dirige este gran prestidigitador que es Pedro Sánchez, y su grupo de amiguetes, amenaza seriamente el futuro de España y de nuestros hijos. No nos queremos enterar, miramos para otro lado, y pensamos que alguien va a resolver nuestros problemas, pero vamos proa al marisco y su Sanchidad cada día le mete más vapor a la máquina. El último informe de Cáritas pone de manifiesto que cerca de 11 millones de personas viven en situación precaria en nuestro país. Me quedo y acepto solo la mitad y me tiembla el cuerpo, pero sobre todo de vergüenza por nuestra patética pasividad. Sigamos desayunando tranquilamente mientras pensamos en estas cifras, y no nos extrañe que se estén pautando antidepresivos como si fueran pastillas para la tos.

Pero bueno, gracias a estas líneas, todavía no dependo de los antidepresivos, o de ver la tele compulsivamente para poder respirar. Por eso, en el fondo me cae bien la señora ministra, sobre todo si la comparo con Iglesias, Irene o Garzón. Bueno, con este último, cualquiera podría aparentar ser una cumbre indiscutible del pensamiento occidental. Pero en el fondo se trata de un cliché, de la nueva pose de la nueva izquierda. La izquierda caviar y globalizadora viste a la moda, lleva mechas e incluso visita al santo pontífice. Es como la pinta de niño bueno del Sr. Errejón. Si soy honesto, les estoy agradecido por la transparencia de sus formas. Los verdaderos pijos de hoy son progres, y requieren y exigen candidatos de su nivel estético, dado que ya no les pega un minero, un obrero de la construcción, o un agricultor. Eso queda poco chuli. Gracias a este comunismo de nuevo cuño, la izquierda abandona sus casposas y auténticas consignas, abandona el disfraz de obrera, y se muestra tal y como es. 

Mientras el ejecutivo continúa regalando miles de millones, de los que nos prestan, a las comunidades autónomas amigas, continúan entreteniéndonos con el circo mediático. Un asunto que debería ser estrictamente técnico, con números y datos sobre la mesa, materia de economistas y gestores, se vuelve a gestionar con criterios puramente partidistas. La misma historia desde hace cuarenta años: la puerilidad, la arbitrariedad, la corrupción como manera habitual de estar en la vida pública. Pero ¿con qué nos entretienen…? Pues con la clase política más cochambrosa que podamos imaginarnos. Mientras no cumplimos los calendarios de los fondos Next Generation, todo el mundo riéndose de las últimas chorradas de un cretino que preside una comunidad autónoma como Revilla, y sus vientos pandémicos. Menos mal que este no sabe ni que existen los Alisios.

Mientras anuncian una nueva subida del salario mínimo que desincentivará las contrataciones, bonos de alquiler que no se podrán ejecutar en casi ningún sitio, o bonos de ayuda cultural, que poco tendrán que ver con la desamparada cultura de este país, seguimos destrozando aún más una exhausta y depauperada economía. A su Sanchidad y colaboradores solo les interesan los titulares, las portadas, la publicidad. Otra cosa es cumplir. Los jóvenes lo que necesitan es tener la posibilidad de tener un trabajo estable y adecuadamente retribuido, donde crecer personal y profesionalmente. Pero crear empleo y riqueza no tiene nada que ver con arrojar migajas, para que la gente se acostumbre al pesebre.

Menos ridículas subidas de salarios mínimos, que el trabajador casi ni percibe, y menos se entera, pero que sí suponen enormes barreras para las empresas con márgenes cada día más aquilatados. Si quieres mejorar las cosas, que dejen de esquilmar a los autónomos, el colectivo más atacado por esta gente, en las últimas décadas. Es ahí donde se genera el empleo y la riqueza en este país. Que se dejen de innecesarios pasteleos y asuman el recorte de ministerios y de asesores, que se contenga el desordenado gasto público, que se desarrollen verdaderas estrategias de promoción, adaptadas a este país, y no a esa errática y malsana agenda 2030. Y puestos a pedir, que se pongan salarios más adecuados a estos tiempos, dado que esta clase política disfruta de auténticos regalos, sobre todo teniendo en cuenta su formación y experiencia. Porque si habláramos de resultados, estarían en la calle desde hace mucho tiempo.

Si pudiéramos recuperar algo de la sangre de anteriores generaciones, de nuestros padres y abuelos. Debemos aceptarlo, menuda energía tenían, menuda capacidad de sacrificio y superación. Claro que tenían defectos, no menos que nosotros, pero levantaron todo lo que estamos desmontando. Permítanme ser absolutamente políticamente incorrecto, aburridamente revolucionario e intentemos pensar como europeos de los de antes, de los de verdad, como herederos de la tradición cristiana y clásica, como nietos de Esparta y Atenas, hijos de Roma y amantes de Florencia, como oyentes de Bach y de Mozart, como lectores de Goethe y de Cervantes, como discípulos de Platón y de Baltasar Gracián, como fieles de aquel mundo que se suicidó el pasado siglo y que ha sido suplantado por una triste corporación de usureros, picapleitos y buitres con sede en Bruselas. Nadie nos va a regalar nada, nadie nos va a solucionar nada…solo nosotros.

Mientras, nuestro gran timonel solo piensa en sí mismo, en acaparar todos los espacios, las instituciones, los tribunales, la prensa, las consultoras, los consejos de administración… su Sanchidad, con esa mefistofélica sonrisa que tan bien utiliza, lo quiere todo. Tremendo el video y reportaje fotográfico de nuestro presidente, armado con un viejo teléfono y un lapicero que maneja hábilmente con ambas manos, mientras conversa con un primo del dentista de Biden, para organizar la guerra contra Rusia para liberar Ucrania. Solo falta que el CIS de Tezanos se pronuncie sobre una victoria hispánica tras el envío de la fragata Blas de Lezo. Clama al cielo, que ninguno de los chiringuitos pacifistas, siempre tan activos, se pronuncie por esta escalada belicista de nuestro líder. Tanto espectáculo, tanta mentira, tanta manipulación provoca mucho asco.

 A lo mejor la libertad pasa por hacerse insoportable a la mirada de una ciudadanía asustada, rompiendo las cadenas que nos atan a lo previsible, a lo aceptado, a lo agradable. Seguro que hay que hacerse odioso a los meapilas de la corrección, pagando el diezmo del ostracismo social. Lo que verdaderamente es exigible a un hombre es la honestidad, la verdad y la decencia. Y esto es incompatible con el aplauso general, con la sonrisa falsa y bobalicona, con las promesas siempre incumplidas y con el más burdo postureo electoral.

Luis Nantón Díaz