Estrenando el año y este gobierno, voraz y liberticida, aumenta la presión sobre la ciudadanía. Sobre todo sobre la ciudadanía productiva. Los irreductibles del Palacio de la Moncloa continúan con su política de explotar a impuestos y gravámenes, expoliando al personal sin descanso desde el 2018. Durante el gobierno Frankenstein, han aprobado 93 subidas fiscales y de cotizaciones, lo que ha generado un impacto acumulado de casi 42.000 millones de euros, equivalentes a unos 2.200 euros por hogar. Sin embargo, para este año que estrenamos, bajo la dirección de María Jesús Montero, estiman una subida adicional de más de 7.000 millones de euros en recaudación tributaria, lo que supone un coste extra de 375 euros por hogar.

Mientras tanto, “la más chuli entre las chulis”, la “Ministre” que se disfraza de oposición, la ínclita Yolanda Díaz acusando a un compañero de gabinete, de mala persona, por no comulgar con sus carísimas excentricidades cinceladas a golpe de decreto. Mala persona por negarse a reducir la jornada laboral, es decir, por negarse a minorar la productividad española  y condenar a millones de pymes al cierre. No es para menos. ¿A quién se le ocurre obligar a la gente a trabajar pudiendo obligar al empresario a regalarles sus recursos? Eso es de mala gente. Cada día lo tengo más claro, el cerebro de esta señora es algo maniqueo, tontorrón y acongojado como una canción de Perales, un lugar en el que es malo todo aquel que no piense como ella. Es decir, todo aquel que piense.

Los datos son evidentes, por mucho que la prensa sincronizada nos lo pinte todo de rosa, o nos despisten nuevamente con la figura de Francisco Franco. Desde el Registro de Asesores Fiscales del Colegio de Economistas señalan que estas reformas fiscales incrementarán significativamente la carga tributaria para familias y empresas, lo que provocará una mayor preocupación por el incremento de costes y pérdida de competitividad. A este escenario se suman las dificultades que trae la pérdida de poder adquisitivo debido a la falta de actualización de tramos del IRPF, lo que afectará de manera negativa a todo bicho viviente.

Aunque se ha puesto de “moda” la chorrada de que todo se resuelve con la emisión de moneda, más tarde o más temprano, a la gente le da por sumar. Pese a que la CAJA de las PENSIONES está VACÍA, y se atiende merecidamente al personal, es a base de créditos. Propio de un estado sobredimensionado e ineficaz, incapaz de adoptar medidas correctoras, sobre todo en relación al gasto y déficit públicos. El año 2025 comienza con un incremento notable en las cotizaciones sociales, especialmente para los salarios más altos. La base máxima de cotización ha subido un 4%, situándose en 4.900 euros mensuales, y se ha introducido una nueva ‘cuota de solidaridad’, que afectará a los sueldos que superen esta base con tipos de hasta un 1,17%. El problema no es que sean insaciables, sino que lo que recaudan, en gran medida lo tiran y desparraman.

Estas medidas, desarrolladas en la penúltima reforma de las pensiones, tienen como objetivo aumentar los ingresos de la Seguridad Social, que este año espera recaudar 5.800 millones de euros adicionales, un 19% más que el año pasado. La mayor parte de este brutal aumento lo asumirán las empresas, que cubrirán el 83% del total, mientras que el 17% restante será responsabilidad de los que cotizamos. Por ejemplo, en un salario anual de 70.000 euros, la cotización aumentará en 1.037 euros, de los cuales 867 euros corresponderán a la empresa y 170 euros al empleado.

Que sí, que sí, que todo va muy bien y los bares están llenos, ¿Cuánto vas a tardar en darte cuenta de que ya solo nos queda para unas cañas? No hay muchas más vueltas, porque si hemos perdido un 30% de poder adquisitivo desde el año 2019, es porque algunos se traen una fiesta, y una muy grande. Si la recaudación fiscal es la más elevada de la zona OCDE, es porque ser eco-resilientes, progresistas y no me acuerdo de que más…sale carísimo. El despliegue del nuevo sistema de cotización de autónomos en base a supuestos ingresos reales continuará desarrollándose en 2025, en el que los sufridos trabajadores por cuenta propia que coticen por la base mínima pagarán a la Seguridad Social cuotas que irán desde los 200 a los 590 euros, dependiendo de sus rendimientos netos. 

Los recursos son limitados, y el déficit se traduce en vivir de prestado, sobre todo porque la deuda pública no es para inversión, sino nuevamente para pagar sus fiestas. El impacto en los servicios públicos que aportan a sus ciudadanos se va a notar. Lo vamos a notar mucho…y mira que llevamos años en el caldero con la ranita y el agua entrando en ebullición.

Tenemos un sistema de pensiones fallido. Un sistema de pensiones que se mantiene a base del incremento de la deuda pública. Pero es que además, volvemos a suspender estrepitosamente en sostenibilidad manteniéndose en el puesto número 26 del Índice Global de Pensiones elaborado por la consultora Mercer y CFA Institute, de casi medio centenar de sistemas de pensiones analizados a nivel mundial. No existe “colchón económico” que permita afrontar la jubilación masiva de los ‘baby boomers’ en los próximos 10 años.

Su Sanchidad confía en que estas medidas sean suficientes para paliar el continuo déficit del gasto en pensiones, una partida que se ha visto compensada en los últimos años con transferencias y préstamos del Estado. Estas aportaciones suponen ya el 30% de los recursos de la Seguridad Social, lo que ha incrementado significativamente la deuda pública y ha despertado la alarma de autoridades económicas a nivel internacional.

Una cosa es apoyar a quien lo necesita, por supuesto que sí, pero esto es una clarísima estrategia para generar redes clientelares. Un millón setecientas mil personas reciben algún tipo de prestación contributiva por desempleo, subsidio, renta de inserción y ayudas. A esta cifra habría que sumar los hogares que reciben el Ingreso Mínimo Vital que, según se afirma desde el Ministerio de Seguridad Social y Migraciones, ha llegado a 1,8 millones de personas, correspondientes a 672.000 hogares. El gobierno pretende gente necesitada, dependiente, por eso no le interesa ni generar empleo, ni riqueza.

Luis Nantón Díaz