Uno de los grandes retos, para la gestión de centros deportivos, es fomentar la adherencia al ejercicio habitual  y promocionar la fidelidad de los usuarios. Parece que es lo mismo, pero aunque son cuestiones vinculadas, deben contemplarse independientemente.

Hay dos áreas estratégicas que están convulsionando el sector, fundamentalmente por los contrastados beneficios que les está generando a los usuarios, y por lo tanto para generar una sociedad más sana y equilibrada. Un vector de creciente importancia son los programas de salud y el otro el uso de los wereables, es decir, las pulseras cuantificadoras que incluso están superando el interés por las APPS deportivas.

Nunca sobra indicar que es notable la mejora de conciencia por la relación existente entre la salud y la actividad física, entre los hábitos de vida saludables, y cualquier esfuerzo para erradicar actitudes sedentarias, fuente de tantas enfermedades y discapacidades. Es cierto que es una directa combinación ampliamente aceptada, pero la administración pública todavía no juega cartas en el asunto. Estamos quedándonos a la cola de Europa en cuanto a los potenciales beneficios de la prescripción de ejercicio rutinario como herramienta para mejorar la calidad de vida. Si logramos mejorar esta, el coste sanitario por habitante se beneficia de una directa disminución.

Según los últimos estudios realizados, solo el 16% de los centros ofrece programas de salud, con cronogramas que abarcan las siguientes materias: Actividades para la tercera edad (25%), Actividades frente al Colesterol (11%), Actividades de rehabilitación física (19%), Actividades contra la Obesidad (27%) y Actividades contra la Diabetes (18%) , el atender a las necesidades de esta tipología de usuarios es una magnífica oportunidad para aumentar el número de abonados con un novedoso perfil de cliente.

Hay que estar muy atento, como gestores, a lo que realmente están demandando los usuarios. Es evidente que existe una gran sensibilidad, pero no se ajusta con los cambios que es necesario imprimir en las instalaciones, y en la formación, para poder atender las nuevas necesidades y gustos. Por ahora, dentro de las actividades ofertadas por la mayoría de los gimnasios, continúan a la cabeza disciplinas como pilates (70%), entrenamientos personales (65%) o zumba (58%), pero en cambio segmentos de importancia exponencial, como actividades al aire libre o el crossfit, pese a ser claramente percibidas, no están siendo convenientemente explotadas.

En la actualidad nos encontramos con la paradoja, en cierta medida lógica, de que a medida que abren más gimnasios, más instalaciones deportivas, estos cada día pierden más usuarios. No solamente es la curva típica de oferta y demanda, sino un cambio de actitud en los usuarios, con un menor grado de finalización a marcas y colores. Todo se mueve y cambia, y es necesario ponerse las pilas. Pensar que tenemos los deberes hechos, y dar pie a la autocomplacencia es un error irreversible.

Este es un mercado en franca expansión, con usuarios cada día más conscientes de sus necesidades, y además con un gran impulso por interactuar con otros abonados. Por eso la apuesta tecnológica, combinado con una mejora en las relaciones humanas en los centros es algo sencillamente fundamental. El pasado ejercicio 2015 disfrute de la magnífica experiencia de colaborar con Singular Factory durante un amplio periodo, y con un exitoso proyecto que fue presentado en la CITI CHALLENGE de Australia el pasado mes de Noviembre. Una de las cosas que he aprendido con un “fuera de serie” como Gustavo Medina es la importancia de la gamificación en las empresas, y realmente, en cualquier colectivo.

En una actividad tan apasionante como la deportiva, el uso de dispositivos para cuantificar nuestra actividad física es fascinante. Aquí entramos en los fitness wereables. Es necesario destacar que es difícil adquirir hábitos saludables cuando en realidad uno no es realmente consciente,  y se ha limitado a ponerse en la muñeca una pulserita que le han regalado El efecto que tiene sobre nosotros el disponer de métricas eficientes y fiables en temas como el ejercicio, el porcentaje de grasa corporal, o el peso,  unido al incentivo de la gamificación social, es capaz de dar lugar a notables cambios de comportamiento.

Esto, si se trata de usuarios con conciencia directa, que al parecer son más del 60%, tiene que constituir un revulsivo para los gestores. Debemos y necesitamos cambiar las dinámicas para interaccionar con este nuevo perfil de usuario, y necesitamos hacerlo con urgencia. Esta tendencia también se está haciendo notar, y de forma prominente, en la práctica de los recursos humanos. En USA son muchas las empresas que les regalan a sus empleados, a sus activos humanos, tecnología wereable. Un número creciente de compañías les entregan a sus colaboradores, estas herramientas, en un intento de obtener una plantilla más sana y más productiva.

Además, esto produce una directa vinculación con los seguros médicos corporativos, negociando una sustancial rebaja en las pólizas de salud colectivas, tan habituales en la sociedad norteamericana. No es desdeñable el efecto de la gamificación en entornos laborales, estimulando la participación, la vinculación y combinándolo con una dirección participativa por objetivos. Importante buscar una adecuada actitud en los colaboradores, dejando claro que estamos en el mismo lado de la barra. Todos remamos, todos participamos, y no cuentan los que solo saben tocar el tambor.

Por ahora estos dispositivos están siendo utilizados por un segmento poblacional que va de los 25 a los 35 años, pero sobra decir que su progresiva implantación esta cantada. Son destacados los expertos que realizan previsiones sobre su uso entre los miembros de una familia, o colectivo de usuarios. En las empresas sus posibilidades son múltiples, no solo para aprovechar la comunicación, y la participación ordenada en la información, sino para cohesionar la estructura, y gracias a la gamificación alcanzar nuevos objetivos. Lo del uso de la tecnología en el área sanitaria, ya no es únicamente para obtener cómodos sistemas de medición médica, sino para una evaluación más directa de la salud de los usuarios, prescindiendo progresivamente de tablas actuariales, que nos permitan premiar a los usuarios que más se cuidan a sí mismos.

Obviamente, aparece ante nosotros el peligro de quien administra y protege esa ingente cantidad de datos, hasta qué punto conocemos con quiénes se comparten esos datos. Más de un experto augura, y posiblemente no esté desencaminado, que existirán empresas que evaluaran permanentemente nuestro nivel de endorfinas, para determinar acciones de marketing. Recordemos lo expuesto el otro día con el neuromarketing,  las decisiones de compra, que entrañan más riesgo y por tanto deberían estar más sometidas a reflexión, el 50% de las veces son tomadas de forma inconsciente en el punto de venta en menos de 2,5 segundos. Eso si es velocidad.

Luis Nantón
luisnanton.com