Resulta llamativo que algo tan obvio, no esté tan presente en nuestras vidas. No solo en lo profesional, sino en todas las facetas de nuestro ciclo vital. Generalmente, solo quien acomete iniciativas e ilusionadamente se enfrenta a nuevos proyectos, puede fracasar, puede equivocarse. El que se queda en casa, viendo la tele, tiene pocas posibilidades de errar. Lo único bueno de los errores y equivocaciones, es que nos sirven para aprender. Espero tener la fortuna de siempre, para continuar aprendiendo de mis errores, mientras vuelvo a levantarme una y otra vez.
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